martes, 9 de noviembre de 2010

La historia de Sofía






Caminaba rápidamente, en esa áspera maleza, su mascota, a la que había llamado Teresa, ladraba a un lado de ella, era un munphobs, o mejor dicho un hibrido, debía ir rápido porque ya oscurecía, a los munphobs no les gustaba la luz de la luna, así que seguía caminando, si oscurecía, lo podría meter a su mochila y resguardarlo, pero aun así no alentaba el paso.

Cuando llego a la pequeña cabaña, ya se encontraban ahí su tío y su prima, quien corrió hacia Teresa y le abrazo.

-¡Es hermosa, es hermosa!
-Me lo conseguí hermafrodita, así que le puse Teresa.
-¡Teresa, que bello nombre!

Sofía, la dueña de Teresa, se acerco a su prima, la abrazo, se acerco a su tío y le dio un beso en la frente.

Su tío se llamaba Arturo y era enfermero en el hospital general de Integración familiar. Aquel lugar era un infierno para él, sobre todo aquel día. Sofía lo vio y observo su semblante decaído.
-¿En que hemos convertido al mundo, Sofía? Hoy me ascendieron y he visto el verdadero rostro de esta cosa que le han llamado “ciencia”-miro a Teresa- la humanidad no es la misma que antes, sus deseos están olvidando los deseos de Dios.

Sofía lo miro y no supo que decir.

-Estamos convirtiendo a la humanidad en munphobs-dijo muy calladamente- hoy vi como convertían a una mujer en eso, le implantan matrices a las mujeres desesperadas por tener hijos, pero esos bebes no son normales, son extraños, solo necesitas verlos para entenderlo. En algunos sus manos son diferentes, en otros sus ojos o sus bocas y he sabido que la sección a la que no se nos permite ir, está repleta de ellos.

Sofía pensó que su tío había tomado de más, así que lo agarro del brazo y lo llevo a su cama, temblaba un poco, pero Sofía lo atribuyo al grado alcohólico en su sangre. Lo acostó y se fue a dormir.

La noche y el día pasó sin problemas.

Sofía recorría el gran muro todos los días para ir a su colegio y para regresar a su casa, su teoría era que del otro lado estaba la gente con mucho dinero y poderosa, pero algo como humanos convertidos en munphobs jamás se le había ocurrido, miro a Teresa, era pequeña y tenía una gran habilidad, que Sofía ocuparía cuando estuviera mas adulta. Teresa era un perrita chiquita, peludita y blanca, sus orejas eran largas y sus ojos azules, desde que la vio le fascino.
Pasaba por la puerta de la gran muralla, un par de horas faltaban para que oscureciera, No vio al vigilante que siempre estaba por ahí. Lo cual extraño mucho a Sofía, la curiosidad, su peor enemiga, le invadió. Así que entro.

La sección parecía vacía. Recorría sus calles, todas estaban perfectamente pavimentadas, los faroles tenían figuras decorativas de águilas pequeñas con las alas abiertas, las casas eran de dos pisos, iguales totalmente, le volvió a invadir la curiosidad y se acerco a una de ellas, subió los escalones y giro la perilla de la puerta, se abrió, Teresa miraba a Sofía atentamente, no ladraba, ni jadeaba, parecía que entendía que no debía hacer ruido alguno. Sofía entro a la casa, una luz se encendió, su sentido de alerta despertó rápidamente pero ya era tarde, escuchaba pasos aproximarse, subió rápidamente y lo más silencioso que puso por las escaleras, busco algún lugar donde refugiarse pero no lo encontró, solo la cama y se metió junto con Teresa debajo de ella, puso su dedo en la boca y miro a teresa “no ladres ni nada” pensó.
Escucho varios golpes de tacones, cuatro pies, dos mujeres, escucho un bebe que lloraba, y no escucho nada más.

La puerta de la habitación se abrió mas y entraron las dos mujeres, una de ellas puso al bebe en el piso.

El niño gateo por la habitación hasta quedar a la altura de donde estaba Sofía, en ese momento ella entendió el error.

El niño grito fuertemente, Sofía entendió a su tío en aquel momento, cuando el niño abrió la boca vio sus fauces, aquello no era un bebe normal.

Una de las mujeres agarro al niño y salió corriendo del lugar, la otra se quedo parada al lado de la cama, Sofía sentía que su corazón se le iba a salir. La mujer movió la cama y vio a Sofía acostada en el suelo.

-Tú no deberías estar aquí, sal rápido.
Sofía se levanto y cuando salía de la habitación escucho una fuerte alarma y se encendieron las luces de emergencia de la casa, sintió como si la casa se moviera, apretó a Teresa y esta soltó un gemido de dolor.

-Ya es muy tarde, nos atraparon.

Sofía miro con gesto de angustia a la mujer, sus palabras no la alentaban en absoluto.
Cuando la casa se dejo de mover, las luces se restablecieron, ambas se quedaron quietas y calladas.

La mujer bajo las escaleras y abrió la puerta, Sofía fue detrás de ella, cuando la puerta se abrió por completo, solo vio oscuridad, era el abismo mismo.

Cuando salieron y sus ojos se acostumbraron a tanta oscuridad pudieron ver casas abandonadas a lo lejos y arriba suspendidas se podía ver unas luces azules en algunas partes, no vio estrellas, no vio la luna, así que solo había una conclusión, era un lugar debajo de otro lugar.
Empezaron a caminar por el único camino que podían distinguir, y se quedaron paradas en una bifurcación.

Teresa comenzó a ladrar y a desesperarse, Sofía la tuvo que soltar, cuando volteo a ver donde ladraba pudo ver a la oscuridad moverse, cosa que no era posible, o eso creía, cuando sus ojos pudieron distinguir mejor alcanzo a ver a hombres altos, negros y con raros tatuajes en su cuerpo acercarse a ella, la mujer abrió grandes los ojos

-¡Corre niña, corre!

Y los pies de Sofía actuaron.

-Teresa, Teresa ven.

Y su mascota iba detrás de ella y también aquellos hombres, los conto… Eran 10, no podrían escapar, corrían más rápido.

Sofía miro al cielo y después a Teresa.

-Por favor Teresa, ayúdame.

Muchas plumas brotaron, parecía que Teresa hubiese explotado, Y de entre todas las plumas salieron 4 pequeños pájaros blancos, dos agarraron a Sofía de su chaqueta y otros dos a la mujer. Pero aun era muy pequeña, cuando apenas iba subiendo sintió manos alrededor de sus piernas que la bajaron de trancazo.

Sofía sintió pánico, no veía nada, solo sentía brazos jalarla, no se iba a dejar, sus brazos se movieron, sus pies patalearon, sus puños se cerraron y golpearon, uno… dos… tres… cuatro… cinco… seis… cuando sintió que aquellas manos ya no apretaban salió corriendo.

-¡Auxilio! ¡Que alguien me ayude!

Sofía sintió que algo se le abalanzaba sobre su espalda en el mismo instante en que una casa cercana prendía todas sus luces. Vio a muchos hombres salir con machetes, su instinto la movió e hizo que se girara sobre sí misma y cayera encima de aquel hombre que estaba a sus espaldas, sintió muchas manos alzándola, sentía que se desmayaría, el aire se le había escapado de sus pulmones cuando golpeo sobre el hombre.

Cuando volteo a verlo, ya lo habían convertido en pedacitos.

Una mujer ya grande salió de la casa, llevaba un vestido azul con flores amarillas.

-Quémenlo en la hoguera, las mujeres la han encendido.

Sofía pudo ver a lo lejos a la mujer, que llevaba entre sus brazos a Teresa, la rodeaban aquellos hombres y entre la oscuridad desapareció. Solo ella pudo ver aquella escena.
-Aquí estas a salvo, muchacha. Entremos a la casa.

Y Sofía camino hacia la enorme casa a lado de aquella mujer, no entendió porque sus pasos la llevaban a aquel lugar cuando su mente solo volaba hacia el exterior.

-¿Que es este lugar?

Pregunto Sofía aun paso de entrar a la casa. La mujer volteo a verla y la miro detenidamente.

-Haz caído a la ciudad de las penumbras.

1 comentario:

IcaroFanel dijo...

Genial!! me tienes atrapado en tu sueño